Microcréditos
La entrega de microcréditos se realiza por medio de bancos comunitarios que corresponden a grupos de hasta 20 personas que deciden comprometerse como avales solidarios en el pago del dinero. Cada persona, miembro de un Banco Comunitario, puede recibir un crédito de entre $100.000 y $500.000 para mejorar un negocio ya existente.
Este dinero proviene del Fondo Rotatorio de la Fundación y el monto dependerá del ciclo y del estado de su emprendimiento. El ciclo de devolución del dinero para esta modalidad es de 16 semanas.
Préstamos Individuales
El dinero para facilitar estos préstamos proviene del Fondo de Desarrollo de la Fundación y permite entregar créditos de hasta $5.000.000 a emprendedores individuales. El monto dependerá de la necesidad de la persona y su ciclo de devolución es de 24 meses. A esta modalidad sólo pueden acceder emprendedores que ya han sido miembros estables de un Banco Comunitario, han mostrado responsabilidad y compromiso en los pagos, y han demostrado que la adquisición del crédito es fundamental para hacer crecer su negocio por medio de la adquisición de equipamiento en activos fijos.
Capacitación
Para la Fundación es esencial que los emprendedores accedan a conocimientos que les ayuden a mejorar su realidad familiar. Todos reciben capacitaciones en administración, finanzas y desarrollo de habilidades blandas por medio de encuentros semanales durante cada ciclo de los microcréditos. Estas jornadas consideran sesiones de coaching en que los emprendedores investigan nuevas formas de relacionarse y cómo influyen en ellos el cuerpo, las emociones y el lenguaje. Además, se organizan talleres de formación en materias que son de particular interés para ellos como educación, salud, vivienda y problemáticas legales.
Acompañamiento
El acompañamiento que ofrece la Fundación a sus emprendedores es fundamental para responder de manera apropiada a las necesidades que viven las personas en situación de pobreza. Este sector de la población habita entornos marcados por la desigualdad, la falta de programas de inclusión y educación. La tarea de acompañamiento es realizada por las trabajadoras sociales de la Fundación, quienes conocen de cerca la realidad y los problemas que afectan a cada emprendedor, al igual que el estado de sus negocios y el nivel de compromiso con el pago de los créditos. Debido a que la mayoría de los emprendedores son mujeres y jefas de hogar con varias cargas familiares, esta intervención pone énfasis en favorecer la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
Una realidad multidimensional
Durante años la medición de pobreza en Chile se basó fundamentalmente en el cálculo de los ingresos de las personas y sus hogares. Sin embargo, quienes viven en situación de pobreza no sólo carecen de ingresos, sino que, además, luchan contra la falta de oportunidades en muchos otros ámbitos.
Actualmente, los creadores y ejecutores de políticas públicas reconocen que la pobreza impone necesidades en cuatro dimensiones claves:
Por eso, hoy se habla de una pobreza multidimensional
Este concepto plantea que la pobreza es resultado de una serie de factores además del ingreso familiar. Actualmente, también se consideran otros factores como la distribución regional de la población, el género y la etnia de las personas.
Desde 2015, la medición de pobreza en Chile incluye, además, otras dimensiones relacionadas específicamente con el entorno en que viven las personas, sus redes y los sistemas de cohesión social que tienen disponibles, entre ellos, la participación, el trato igualitario y la seguridad.
De esta manera, el país busca seguir los lineamientos propuestos por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible establecida por las Naciones Unidas, cuyo primer objetivo es poner fin a la pobreza en todas sus formas. Y es justamente este concepto de pobreza multidimensional el que guía la labor de Fundación Crecer, que no solo apoya a los emprendedores financieramente, sino que, además, los ayuda en las distintas áreas que afectan su realidad.