La plata sirve, pero no es lo único en la vida
Norma Ramos tiene 33 años y fue mamá adolescente. Sus dos hijos nacieron con parálisis cerebral y el mayor falleció cuando tenía 14 años. A pesar de este golpe, no solo logró terminar su enseñanza media mientras criaba a sus hijos, sino que además estudió kinesiología y costeó su carrera con su propio trabajo.
Norma pertenece al Banco Comunitario Triunfadores de Huechuraba.
Yo tuve a mi hijo mayor a los 15 años y a mi otro hijo lo tuve a los 17. Había terminado 8° Básico no más. Mi hijo mayor nació con parálisis completa y mi hijo menor tiene una hemiparesia, no mucho, usted lo ve y no se le nota. Ellos fueron a la Teletón desde que nacieron. Yo estaba entre ir a los controles de la Teletón, terminar el colegio y poder trabajar, entonces no tenía tiempo para trabajar en un lugar normal, en el que se entra a las ocho y se sale a las seis. Tenía que hacer dinero.
Pero a mí me gustaba estudiar porque siempre tuve buenas notas. Mi 1° y 2° Medio lo hice con exámenes libres, 3° y 4° Medio lo hice de noche. Nadie en mi casa quería. Me los tuve que pagar sola. Di la PSU y saqué 750 puntos, pero no tuve quién me pagara la matrícula, así que no pude entrar en una universidad estatal. Después tuve que optar por una universidad privada.
Conocí a una señora que vendía sándwiches en la calle, trabajé menos de un mes con ella. Me dije para qué le voy a estar vendiendo si yo podía ser mi propia jefa. Ahí tuve la idea y me puse en otro lugar. Empecé vendiendo 30 sándwiches y ahora ya ve, van 150 diarios. Fue por mis hijos y por la necesidad de surgir. Así tenía tiempo para estudiar y para ir a la Teletón.
Mi hijo mayor vivió 14 años conmigo y falleció. Me cuesta hablar de él. Mi hijo me daba la fuerza para seguir, también mi pareja. Yo ya estoy con él hace 11 años, él es lo mejor que me ha pasado. Él amaba a mis hijos como si fueran suyos y me ha apoyado en todo. Mi sueño era ser médico. Después, cuando vi lo que los kinesiólogos de la Teletón hacían, vi que era un trabajo lindo. Aparte que eran muchos menos años que estudiar medicina. Comencé a estudiar kinesiología y nunca me eché un ramo.
Mis papás nunca me apoyaron para estudiar y con la venta de sándwiches en la calle yo me pagué la universidad. Ni siquiera pedí el crédito, pagué todo. Sin este trabajo de los sándwiches, no podríamos arrendar, ni vivir tranquilos con mi pareja. La plata sirve, pero no es lo único en la vida. Para mí, trabajar en la Teletón sería lo ideal, o en el CESFAM para personas de bajos recursos que a veces no van ni siquiera porque les duele algo, van porque no tienen con quien hablar.
En mi casa yo fui la primera universitaria. Fue como un cambio en mi familia.
Ahora mis dos hermanos más chicos están estudiando en la universidad. He salido adelante porque soy porfiada. Si me dicen: “¡Tú no vas a poder!”, yo lo hago. Si alguien me dice: “Tú no sabes de esto”, yo voy y lo busco. A mí me dijeron tantas veces que no iba a poder sacar el 4° Medio, que no iba a poder estudiar, que no, tantos no. Me lo decía mi familia, el papá de los niños decía que yo era la persona más tonta que él había conocido en la vida. Y ahora ven.
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